El Gobierno Nacional llevó a cabo una gira de reuniones para negociar la deuda ilegítima a costa de todo un pueblo empobrecido. Mientras tanto en el país se avanzaba en convenios con empresas extranjeras para la fabricación de baterías de litio. Martí decía: “un pueblo poderoso que le da de comer a otro es porque se sirve de él”.
Empresas como la Ganfeng Lithium (China) logran embolsar grandes ganancias en paralelo a un pueblo que no puede apenas sobrevivir con salarios de pobreza. La realidad ya no se puede tapar y los trabajadores no soportan el juego al que constantemente están sometidos.
El litio representa para la mina Pirquitas en Jujuy una producción que se valúa en 330 millones de dólares, equivalente a unos 10 años de presupuesto destinado al ministerio de Desarrollo Social, que tiene a su cargo políticas tales como la Tarjeta Alimentar, asistencia a comedores y merenderos, y programas de trabajo. Sin ir más lejos, la provincia jujeña concentra una pobreza del 37% del total de su población, sumado a ello un 5% de indigencia.
A su vez, definida la discusión de paritarias para los sectores del trabajo -todos por debajo de la inflación- las empresas que brindan servicios esenciales para el pueblo aumentan exponencialmente las tarifas para toda la clase trabajadora del país, como en el caso de la electricidad y los combustibles. Trabajamos lo mismo o más pero cada vez nos alcanza para menos.
La situación ya no es la foto que aparece en los diarios, aislada como parte de una novedad. Estamos condicionados por una historia cíclica resultado de sucesos que no llegamos a torcer como pueblo, pero que nos obliga a pensarnos en el lugar en el que estamos para que, partiendo de ello, construyamos el lugar en el que debemos estar.
Queda demostrado que las inversiones, el desarrollo de industrias y puestos de trabajo ya no nos permiten garantizar nuestros medios de subsistencia, a pesar de ser ellos los caminos adoptados por quienes dicen supuestamente querer solucionarlo. La pelota está completamente de nuestro lado para ganar el partido que revierta de una vez y para siempre esta situación.