La película Parasite de 2019 fue un gran descubrimiento para el cine occidental y, además, una visibilización del cine coreano para el gran público, sobre todo a partir de la cantidad de premios que cosecho en la gran industria del cine: en primer lugar, la Palma de oro en el festival de Cannes y, posteriormente, el Oscar a mejor película y mejor director. Este último, fue inédito como film no hablado en inglés.
Su director Bong Joon-ho se convirtió así en uno de los realizadores más prometedores del momento, logrando el reconocimiento de sus pares y del público en general. Son también muy recomendables sus películas Okja y Snowpiercer en las cuales aborda diferentes problemáticas derivadas del neoliberalismo.
Parasite plantea el choque entre dos familias que viven en un mundo totalmente paralelo a partir de sus posibilidades económicas, poniendo en tensión las profundas desigualdades generadas por el capitalismo, sobre todo en el acceso a la educación. El film se convierte así en una provocadora mirada de las miserias del capitalismo en una sociedad como la surcoreana que se alimenta del mismo, planteando la lucha de clases y el juego entre opresores y oprimidos en la sociedad mega capitalista del Seúl del siglo XXI.
Es interesante la mirada de la institución familiar planteada desde dos paradigmas antagónicos: uno, que proviene de las clases populares, con todas las miserias y privaciones generadas por el neoliberalismo en las sociedades capitalistas actuales; y, la otra, desde una familia rica con una mirada meritocrática y positivista de su progreso, donde el otro es el aculturado e inferior y tiene lo que se merece, manifestándose las miserias más profundas de las sociedades actuales que se fueron construyendo a lo largo del tiempo.
El lugar donde se encuentran estos dos mundos opuestos, es cuando el hijo de la familia de bajos recursos reemplaza a un amigo (haciéndose pasar por universitario) para enseñarle ingles a la hija de la familia millonaria, es a partir de ese momento que no paran de ocurrir cosas que van profundizando las diferencias y haciendo tomar conciencia de las desigualdades.
Es en este punto en el cual la película se convierte en una sátira incomoda que muestra las miserias a través de diferentes episodios en los cuales la violencia tarantinesca se hace presente realizando una vuelta impensada con la aparición de diferentes elementos que se desarrollan a lo largo de la película.
Un párrafo aparte se lleva la elección de los lugares donde viven cada una de las familias, convirtiéndose en dos personajes más, por un lado, un sótano lleno de bichos donde viven hacinados y comiendo chatarra, y, por el otro, una casa diseñada por un prestigioso arquitecto que tiene todas las particularidades de una casa de ricachones modernos, con acceso a todas las comodidades brindadas por un sistema que segrega y profundiza las desigualdades.
Potencia, vértigo, virtuosismo, desenfreno y picardía, todas estas palabras pueden describir este magnífico filme, que se puede ver en la plataforma Netflix.