Hacia el año 1912 ocurre en el país un levantamiento popular en el interior santafecino, con epicentro en la localidad de Alcorta, ubicada a poco más de 100 kilómetros de la ciudad de Rosario.
El Grito de Alcorta fue el levantamiento de la voz de los trabajadores de la tierra que, cansados de las condiciones de explotación a las que se veían sometidos por la oligarquía terrateniente, deciden poner fin a las injusticias.
Por aquellos años, Argentina venía desarrollándose económica y políticamente acorde al desarrollo del capitalismo mundial. Detrás del proyecto del capital, el país fue encolumnado su lógica organizacional en la economía, la cultura, la educación, surgiendo con fuerza los programas liberales promovidos por las clases dominantes.
En ese marco, la figura pretendida fue la del “granero del mundo”, proveedora de alimentos y materias primas que eran enviadas al “viejo continente” (Europa) dando lugar a la inserción en la división internacional del trabajo ocupando una posición de periferia.
La actividad productiva por excelencia fueron las explotación agrícolas en la pampa húmeda, concentrando la actividad agrícola y ganadera en las provincias de Córdoba, Santa Fé y Buenos Aires.
El trabajador de la tierra estaba subordinado al esquema del régimen privado de las explotaciones agropecuarias que, producto del desarrollo de la lucha de clases, había sido apropiada por familias terratenientes conformando una casta oligárquica que a condición de obtener rentas, parcelaba y arrendaba sus propiedades. Por caso, en Santa Fé para el año 1912 el 64% de los agricultores eran arrendatarios y el 36% eran propietarios.
Las condiciones para el uso de la tierra eran restrictivas ya que se habían establecido contratos que determinaron una duración temporal por un año, también se habían pre-determinando qué tipo de producción estaba permitida en los terrenos, se había impedido la cría de cerdos y vacas (por la reducción de la superficie cultivable), y se exigían elevados cánones de dinero, entre otros.
Vivencias entregadas al propietario eran las marcas de la época dónde el trabajo esclavo marcaba las condiciones de vida de las familias rurales.
Según la revisión historiográfica, el denominado Grito de Alcorta, logró visibilizar una demanda y un sujeto trabajador que vivía de trabajar la tierra a condición de alquilarlas, en algunos casos estos podían contratar otros peones rurales como forma de la mediería, o bien trabajar con sus familias, siendo principalmente inmigrantes.
El sujeto protagónico fueron los trabajadores agrarios quienes arrendaban tierras a la oligarquía terrateniente para la producción de alimentos en la zona núcleo de Santa Fé y la pampa húmeda.
Signado por un contexto de malas cosechas, arriendos excesivos, malas condiciones en la distribución de tierras, un combo de problemas que agravaron las condiciones de vida, aceleró el malestar entre los agrarios dando lugar a las protestas.
En sí, el Grito de Alcorta, fue una paralización de las actividades y tareas como forma de protesta ante las condiciones regresivas antes descritas. Su acción tuvo como epicentro Alcorta, zona rica de la provincia de Santa Fe, pero que contagió a otros pueblos rurales promoviendo la unidad de acción y conciencia ante la explotación.
“No hemos podido pagar nuestras deudas y el comercio, salvo honrosas excepciones, nos niega la libreta (…) Esto no puede continuar así. Tenemos que ponerle punto final (…) caso contrario se producirá el éxodo campesino (…) Creen que lo que nosotros pedimos no se ajusta a la realidad. Pero si hoy sonríen por nuestra propuesta, puede que mañana se ponga serio cuando comprendan que la huelga es una realidad”, fueron las palabras de Francisco Bulzani, uno de los protagonistas de la protesta, durante la asamblea del 15 de junio que congregó a más de dos mil productores.
Como formas de lucha, los agrarios realizaron huelgas, cortes de ruta, movilizaciones y petitorios, múltiples y masivas asambleas en distintos pueblos rurales además del mencionado epicentro de la cuestión.
El “Grito de Alcorta” reivindicó como programa la reducción del arrendamiento, la extensión de los plazos de contrato a 4 años, contra la usura en el uso de las herramientas demandado la utilización de máquinas propias para la trilla.
Paulatinamente el conflicto principal se fue dispersando luego de tres meses agitados y a medida que los propietarios terratenientes fueron disminuyendo los porcentajes en los precios de los alquileres.
Una de las consecuencias que dejó este proceso fue la conformación de la organización gremial más importante para aquel entonces de los pequeños y medianos productores agrarios del país: la Federación Agraria Argentina. Este hecho se produjo el 15 de agosto de 1912, en Rosario, cuyo primer presidente sería un socialista llamado Antonio Noguera.