Los hechos y testimonios de lo sucedido son imprescindibles para analizar la realidad actual. El periodo de lucha popular de aquella época abrió la posibilidad de cambios radicales en el país que aún siguen vigentes.
El 22 de Agosto de 1972, la Marina de Guerra contrarrevolucionaria, siguiendo las indicaciones de los Comandantes en Jefe, Lanusse, Coda y Rey, todos criminales de guerra condenados por nuestro pueblo y por la historia, asesinó cobarde y salvajemente a 16 combatientes revolucionarios e hirió gravemente a otros tres.
Volante titulado “Un homenaje combatiente”, de agosto de 1973.
Contexto
En el país, con el golpe del 55’, se rompe la alianza social expresada por el peronismo en el gobierno. Con ello, la clase obrera comienza a sufrir los embates de la proscripción, represión y censura dando comienzo a un nuevo periodo de enfrentamiento popular.
Al frente ya no se encontraba la burguesía proveniente de los países del primer mundo, el llamado “imperialismo norteamericano”, sino también la pequeña burguesía “nacional” que comenzó a mostrar sus verdaderos dientes contra la clase obrera. Así, el frente interno, que en un primer momento permitió gran bienestar a la población, dejó explícito sus límites históricos.

Muestra de ello fue el golpe de la Revolución Libertadora, pero tambien la formación de grupos guerrilleros como el Movimiento Nacionalista Tacuara, supremacista nacional y ultracatólico, que utilizaba métodos terroristas para la vuelta de Perón adoptando la estratégia del falangismo español en el país.
En frente, la estrategia obrera de entonces promovía una concepción nacional desde la soberanía popular como puede verse a través de distintos programas de la época. La primera guerrilla obrera moderna en el país se creó con el nombre de Ejército de Liberación Nacional que se proponía la creación de guerrillas conocidas como Uturuncos. Los cuadros que se insertaban en sus filas provenían en parte del Comando 17 de Octubre, del cuál Jonh William Cooke fue uno de sus promotores más destacados.
En las décadas del 60’ y 70’, los sectores populares de Argentina emprendieron una lucha feroz por recuperar su soberanía. Al igual que en Italia, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos, varios países de Latinoamérica tomaron esas referencias para librar el enfrentamiento de grandes masas de trabajadores en alianza con estudiantes y la pequeña burguesía. Este proceso tendría su punto más álgido en los “Azos” del 69’ y el Viborazo.

Las movilizaciones se caracterizaban por las masivas columnas de trabajadores dispuestos a enfrentar a las fuerzas de seguridad mediante la construcción de barricadas y otros mecanismos de acción directa. En paralelo, en las fábricas, barrios y universidades existieron una amplia participación de organizaciones, y la lucha por el poder se encontraba al son de la agenda militante.
La guerra de guerrillas, que estuvo en boga por su utilización en las revoluciones de China, Cuba y Vietnam, se articulaba intrínsecamente con masivas marchas de obreros fabriles, toma de talleres y empresas, paros generales y las más diversas actividades de organización popular.
Lucha principal en Argentina
Esos antecedentes fueron los que hicieron converger las más diversas estratégias populares convirtiendo al país en un escenario de lucha y enfrentamientos en progresivo ascenso.
Durante ese período algunos sindicatos forjaron gran capacidad combativa, como el caso de Luz y Fuerza y SMATA, pero también existía un amplio espectro de organizaciones de combate militar que decantaron en la formación de agrupaciones guerrilleras como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, entre otras.
Luego de los “Azos” del 69, las clases dominantes en el país entran en una crisis producto de su incapacidad de contener el movimiento social. Así, el 15 de marzo de 1971 en la ciudad de Córdoba sucede el “Viborazo” en rechazo al nuevo gobernador interventor José Camilo Uriburu que unas semanas previas había declarado que, “confundidas entre la múltiple masa de valores morales que es Córdoba, por definición, se anida una venenosa serpiente cuya cabeza quizá Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo”.

Allí se expresó la fuerza de sindicatos, con el llamado de paro general de la CGT provincial, junto a la presencia pública de organizaciones guerrilleras. El resultado del enfrentamiento fue la caída del gobernador y cambio de mando del presidente de facto Roberto Marcelo Levingston por Alejandro Agustín Lanusse.
Varios militantes que participaron del hecho fueron encarcelados en la base aeronaval Almirante Zar en Trelew, aunque ya desde 1968 cientos venían siendo encarcelados.
Trelew y la fuga
En el momento de la llegada de los principales dirigentes de las organizaciones armadas, en el penal ya se encontraban encarcelados otros combatientes, además de miembros de otras organizaciones populares y sindicalistas, como por ejemplo Agustín Tosco. Los “subversivos” eran llevados allí por su impenetrable campo que alejaba el establecimiento por alrededor de 30km de cualquier centro urbano haciendo muy difícil la planificación de una fuga

A pesar de ello, miembros del ERP, las FAR y Montoneros comenzaron a organizar conjuntamente la escapatoria. Primero con el intento fallido de construir un túnel hacia un arroyo cercano, y luego con el plan de tomar el penal.
Para llevarlo a cabo se creó un comité integrado por Marcos Osatinsky (FAR), Mario Roberto Santucho (ERP), Fernando Vaca Narvaja (Montoneros), Roberto Quieto (FAR), Enrique Gorriarán Merlo (ERP) y Domingo Menna (FAR), donde la idea inicial era de que se fugaran 110 militantes.

Así, el 15 de agosto, a las 18:00 hs, comenzó la fuga tomando los pabellones del interior, reduciendo a los guardiacárceles y encerrándolos en las mismas celdas. Desde el exterior un operativo con un auto Falcon y tres camiones aguardaban la señal para acercarse al penal y trasladarlos hacia el aeropuerto de Rawson.
Por un error de comunicación los camiones nunca llegaron al destino y sólo contaron con un auto para trasladar a 6. Ese primer grupo fue el que tomó un avión con tripulación y pasajeros, y partió hacia la primera escala en Chile, donde el presidente Salvador Allende permitió la operación, para luego arribar hacia Cuba.
Los restantes llamaron desde el penal a tres remises que llevaron a 19 hacia el aeropuerto aunque, tal como lo habían planificado, el avión luego de varios minutos de espera emprendió vuelo, frustrando la fuga del grupo.
Ricardo René Haidar: “El punto de partida para el análisis es el hecho de que los proyectos de las organizaciones armadas revolucionarias, es un proyecto de guerra popular y prolongada. Tiene un carácter estratégico, es decir, metodológicamente nosotros queremos utilizar la guerra popular para alcanzar la toma del poder”.
El grupo de los 19 militantes decidió tomar el aeropuerto de Trelew, donde dieron una conferencia de prensa a cargo de Rubén Pedro Bonnet, entregándose a los militares que tenían rodeada la zona. En la conferencia solicitaron y pidieron garantías para resguardar sus vidas en presencia de periodistas y del juez Alejandro Godoy.

La masacre
Luego de varios días en el penal las amenazas y maltratos fueron moneda corriente para los militantes. Los ojos del país estaban puestos en el accionar en la cárcel y la garantía de que los militares cumplirían con su palabra.
Sin embargo, en la madrugada del 22 de agosto, se llevó a cabo la operación a cargo del capitán de corbeta Sosa y del teniente Roberto Bravo. Los 19 detenidos fueron sorpresivamente despertados y sacados de sus celdas para ser ametrallados.

La mayoría murió en el acto, mientras que algunos de los que lograron sobrevivir metiéndose en sus celdas fueron rematados uno por uno, hasta que uno de los militares frenó la secuencia quedando en total 7 sobrevivientes que fueron llevados a enfermería.
Cuatro de ellos, al no recibir atención médica, murieron desangrados. Pasadas unas horas los tres sobrevivientes restantes fueron atendidos y trasladados a Puerto Belgrano con fuerte custodia militar. Luego, fueron ellos mismos los que dieron testimonio de los hechos. Según la versión oficial indicaba que se había producido un nuevo intento de fuga.
En los días sucesivos, hubo manifestaciones en todo el país acompañadas de daños a las dependencias militares.
Próximo a cumplirse los 50 años de la Masacre de Trelew los motivos de aquellos quienes dejaron su vida para construir un mundo mejor siguen vigentes.
LISTADO DE ASESINADOS Y ORGANIZACIÓN A LA QUE PERTENECÍAN
Alejandro Ulla (PRT-ERP)
Alfredo Kohan (FAR)
Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP)
Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP)
Carlos Astudillo (FAR)
Clarisa Lea Place (PRT-ERP)
Eduardo Capello (PRT-ERP)
Humberto Suárez (PRT-ERP)
Humberto Toschi (PRT-ERP)
José Ricardo Mena (PRT-ERP)
María Angélica Sabelli (FAR)
Mariano Pujadas (Montoneros)
Mario Emilio Delfino (PRT-ERP)
Miguel Ángel Polti (PRT-ERP)
Rubén Pedro Bonnet (PRT-ERP)
Susana Lesgart (Montoneros)
Los sobrevivientes fueron luego asesinados/desaparecidos durante el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983):
Alberto Miguel Camps (FAR – asesinado en 1977)
María Antonia Berger (FAR – desaparecida en 1979)
Ricardo René Haidar (Montoneros – desaparecido en 1982)