La Unión Europea y los países del G7 aprobaron por separado un acuerdo para fijar un tope del precio del petróleo ruso en 60 dólares por barril. El tope, en vigor desde el lunes pasado, aplica un embargo total al crudo que importa de Rusia, salvo el que compra Hungría por oleoducto; y prohíbe a las navieras europeas transportar el crudo ruso a terceros países si se vende a un precio superior al fijado.
En contraparte, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), tras una reunión de ministros de Energía de sus países miembros, reafirmó su decisión de continuar aplicando hasta finales del 2023 el recorte de la producción de petróleo en 2 millones de barriles diarios acordado hace dos meses.