Dos bancos de EE.UU. caen en quiebra y el riesgo se propaga a otras entidades bancarias norteamericanas y europeas. Los Estados elaboran un plan de salvataje para evitar nuevas caídas.
El miércoles 8 de marzo, el Silicon Valley Bank, entidad focalizada en el financiamiento a start-ups, anunció la venta de urgencia de una cartera de 21.000 millones de dólares para asegurar sus reservas de efectivo. El día después las acciones del banco cayeron en un 60% y los clientes decidieron retirar sus fondos. Ante ello, el viernes se cerraron las operaciones entrando en quiebra y el Gobierno intervino para garantizar los depósitos de los clientes.
Tras la corrida bancaria en el SVB, el riesgo se propagó al Signature Bank, entidad que también cayó en quiebra.
El temor de un “efecto contagio” dió lugar a la intervención por parte del Gobierno de EE.UU. y de la Reserva Federal, desde donde se afirmó que se devolverán todos los depósitos. En este sentido, el Presidente Biden dijo: “sus depósitos estarán allí cuando los necesiten”. En EEUU rige la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) quien respalda los depósitos de los clientes, incluso aquellas cuentas que superen los 250 mil dólares, límite que establecía el seguro con anterioridad.
El plan para frenar el efecto contagio propuesto por la FED incluye una línea de créditos para que los bancos puedan acceder al dinero necesario para hacer frente a futuras corridas bancarias.
La crisis en EE.UU. no tardó en llegar a Europa. En este marco se desplomó el Credit Suisse, una de las principales entidades bancarias a nivel internacional. Tras su caída, se anunció que el banco recibirá 51.000 millones de euros del Banco Nacional Suizo en concepto de créditos.