La historia del “Correntinazo” de mayo de 1969, una lucha que abre el ciclo de movilizaciones obrero-estudiantiles que desembocaron en el movimiento de masas del Cordobazo y el Rosariazo.
Cielito, cielo que sí,
cielo del sesenta y nueve,
con el arriba nervioso
y el abajo que se mueve.
Corrían años de represión militar en el país. Fue el 28 de junio de 1966 cuando el gobierno de Arturo Illia sería derrocado por un golpe militar de la autodenominada “Revolución Argentina”.
Asumiría entonces al frente del proceso las fuerzas del partido militar junto a sectores de la burguesía agropecuaria e industrial, y de la Iglesia Católica, que habían lanzado su ofensiva contra el peronismo en el año 1955.
A partir de allí asumirá el cargo en la presidencia Juan Carlos Onganía (1966-1970). Las disposiciones del gobierno tenían entre sus objetivos el combate contra los sectores movilizados de la sociedad: organizaciones políticas adheridas al peronismo, socialismo y comunismo, militantes de base sindical y agrupaciones estudiantiles combativas.
Desde un principio, la política del “onganiato” estuvo dirigida a luchar contra los focos “subversivos” que anidaban en el sistema universitario. Entre las disposiciones que implementó el gobierno se encuentra la intervención de las universidades nacionales a partir del decreto 16.912 del día 30 de julio de 1966.
A través de esta decisión se ordenó la disolución de las agrupaciones estudiantiles y se dispusó la intervención del Poder Ejecutivo en las decisiones del ámbito universitario. Una serie de protestas tuvieron lugar luego de la intervención, como el episodio de los “bastones largos”, que implicó el desalojo por la represión de estudiantes y profesores de la Universidad de La Plata.
Luego de la disposición, en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), provincia de Corrientes, se desplegó un proceso de articulación de las fuerzas estudiantiles y de docentes convirtiéndose en focos activos de la lucha política contra el régimen.
Así, tuvo lugar el 2 de agosto de 1966 una asamblea interclaustros en el Comedor Universitario de Corrientes que discutió acerca de la decisión del gobierno de cercenar la participación estudiantil por parte del Gobierno.
El clima de descontento, malestar y las acciones de lucha comenzaron a multiplicarse. Ello fue potenciado tras la decisión del gobierno de asignar como rector interventor de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) a Carlos Walker. Este llevaría adelante un plan de privatización del comedor universitario y el aumento del precio de los tickets de comida que pasaba de 25 a 57 pesos, además de suspender los servicios domingos y feriados atacando sobre las condiciones de vida del estudiantado. La lucha no se hizo esperar, y los mecanismos de participación que ya venían arrastrándose tiempo atrás, se potenciaron.
Tal como relata Rafael Gigli, ex presidente de la Federación Universitaria Del Nordeste, (FUNE), en una entrevista con diario Época del 2006: “Nuestra lucha no comenzó de golpe, se inició como comienzan las verdaderas luchas de masas. En nuestro caso desde los centros de estudiantes, pensión por pensión, juntando 10 acá, 15 allá y así hacer asambleas pequeñas, y luego se iniciaron los exámenes, se eligieron delegados por curso y allí se iniciaron las manifestaciones al Rectorado para tratar de revertir la medida”.
Se prepara entonces una marcha el día 7 de mayo que se dirige al Rectorado para tener una reunión con el rector, la cual es rechazada por el mismo. Se levanta el tono de las acciones y comienza un plan de boicot al comedor sin asistencia y en paralelo se organiza un comedor popular estudiantil en la sede de la Central General de Trabajadores (CGT) que tenía su vinculación a la línea de Raimundo Ongaro (CGT de los Argentinos).
Estudiantes y obreros son protagonistas de la lucha desarrollando la posición de un nuevo sujeto que disputa el régimen político y su conducción a través de acciones gremiales de protesta.
Para el 12 del mes, se ejecutó otro paro estudiantil con movilización que tendrá su punto más álgido en la marcha del 15 de mayo que partirá desde la CGT hasta el Rectorado. La reunión con el rector fracasa, y comienza la represión.
Miles de estudiantes correntinos son reprimidos severamente por el régimen militar. Se produce la muerte del estudiante de medicina Juan José Cabral, militante miembro de las coordinadoras de lucha.
Esta lucha, si bien tenía sus componentes particulares del movimiento correntino, es parte del contexto de acciones entre estudiantes y obreros en el país, que pelean por la apertura democrática. Justamente, entre los días 16 y 17 se intensifica lo que será el primer rosariazo, constituyendo la antesala al largo ciclo de movilizaciones y luchas de masas que pasará luego por el Cordobazo (mayo) y el segundo Rosariazo (agosto).