Entrevistamos a Francisco Cantamutto, economista e investigador de CONICET, sobre las perspectivas económicas del país.
En las últimas semanas el Banco Central habilitó la apertura de cajas de ahorro en yuanes. También, el Gobierno realizó pagos al FMI en esa moneda, ¿estamos ante una “yuanización” de la economía?
– En los últimos 15 años el crecimiento de China como exportador, inversor y financista a nivel mundial ha generado un lugar destacado que le compite a Estados Unidos. Sin embargo China no ha desarrollado una arquitectura financiera internacional propia, sino que ha tratado de acoplarse a las reglas existentes.
Esto incluye aceptar al FMI como prestamista de última instancia y auditor de las cuentas de los países, como sello de garantía para el acceso al mercado de capitales. Esto ocurre aún cuando China es el principal prestamista oficial del mundo.
En ese punto no hay una ruptura, pero sí hay una disputa geopolítica con Estados Unidos donde China avanza tratando de pasar el comercio y las finanzas a yuanes. En ese marco no habría una yuanización como proceso general, sino acciones pequeñas y parciales aún.
¿Qué implicancias tienen estas medidas para el patrón dólar? ¿Cómo se posiciona Argentina?
El dólar ha perdido preponderancia en los últimos 10 años como moneda en el mundo pero sigue siendo la moneda central, aunque esto puede cambiar en el tiempo. Ante ese escenario de disputas geopolítica Argentina amplió un préstamo con China que pre financia las importaciones de ese país y un tramo de libre disponibilidad que lo usa para pagar al FMI.
Algo que el FMI tiene que aceptar porque el yuan es una de las cinco monedas de reserva que tiene el FMI junto con el dólar, el euro, el yen y la libra esterlina.
Respecto a la situación crediticia de Argentina, ¿Cuáles son los acuerdos actuales? ¿Cómo influyen en la política económica?
En este momento el préstamo que más condiciona a la Argentina es el firmado con el FMI. Siguen vigentes el de 2018 firmado por Macri y del 2022 firmado por Alberto Fernández que financia el anterior a través de auditorías trimestrales. Esto le permite al FMI tener un control omnisciente de la política económica argentina.
El sendero trazado por el FMI de 2022 para delante fue muy claro: consolidación fiscal, que era ajuste a lo largo del tiempo; reducción de la emisión de dinero, para financiarlo; y aumento de las exportaciones. Si uno observa el comportamiento de las cuentas fiscales de los últimos años se ha cumplido con todo esto.
En la promoción de exportaciones no hay grieta entre las principales fuerzas del país. Hay un acuerdo, en una suerte de mandato exportador, que indica que hay que exportar lo más posible de manera inmediata para poder saldar no sólo las deudas sino financiar el crecimiento.
En la promoción de exportaciones no hay grieta entre las principales fuerzas del país. Hay un acuerdo, en una suerte de mandato exportador, que indica que hay que exportar lo más posible de manera inmediata para poder saldar no sólo las deudas sino financiar el crecimiento.
Como balance de los años del gobierno, ¿Quiénes son los ganadores?
Los grandes ganadores involucran a los grupos económicos que han podido endeudarse, inclusive a nivel intragrupo durante el macrismo, acceder a dólares baratos y erogaciones a nivel fiscal durante el gobierno actual. Estos han sido los grandes ganadores de estos períodos, inclusive dentro de las ramas con alta inflación, aumentando los precios por encima de la media.
En este sentido, los principales candidatos que aparecen en competencia electoral tienen un programa similar que da continuidad a este paso, a pesar de tener diferencias en la gobernabilidad. Tanto el peronismo como Larreta entienden que es necesario pactar y avanzar, de una forma lenta o de “shock”, pero no difieren del rumbo a seguir.
En tú opinión, ¿hacia dónde debería encaminarse la política económica del próximo Gobierno?
Cualquier alternativa realista tiene que poner al ingreso de los trabajadores en primer lugar; un Estado más presente en el reparto no solo de los ingresos sino de una reforma fiscal progresiva.
También haciéndose cargo de la distribución del trabajo no remunerado, solventando las demandas de las organizaciones sociales vinculadas a la economía popular.
Además encarar de manera seria las urgencias del cambio climático. Estas que nos someten a que nuestras condiciones de vida dependan de la existencia o no de una sequía, como si volviéramos a un patrón económico más parecido a etapas precapitalistas que a las actuales.