Nahum Mirad, secretario del gremio docente de la UNVM (ADIUVIM), comparte su mirada sobre la situación en el marco de las próximas medidas a nivel local y nacional.
¿Qué visión tiene sobre la situación actual?
Desde el proyecto político que hoy está gobernando hay un proceso de fuerte licuación de las funciones del Estado, como la distribución secundaria del excedente, es decir aquella parte que el Estado captura y redistribuye. Esto está detrás de un proyecto estratégico de las grandes empresas del capital financiero, de las nuevas tecnologías o del capital del conocimiento que empiezan a ocupar un territorio productivo con la necesidad de acceder a determinados minerales, como por ejemplo el litio o la proyección hacia la Antártida.
Este proyecto político se está consolidando debido a la falta de conducción y de organización del proyecto popular. La política que de alguna forma lo articulaba está desvanecida porque perdió su función histórica y el sistema de partidos liberales terminó ganándole la lógica. Hoy es tarea recrear las organizaciones que están en crisis: centros de estudiantes, sindicatos, cámaras empresarias, pymes, todas se encuentran en crisis de representación porque evidentemente tienen que lograr reestructurar su planteo a la forma y a la dinámica social.
En ese marco, ¿cuál es la situación particular de los docentes universitarios?
La situación de la educación está en crisis porque el proyecto político apunta a la subordinación del trabajo sacándole toda la capacidad de autonomía. En ese sentido, está en jaque el rol histórico que en Argentina tiene la universidad en el proyecto popular, porque habilitaba a trabajadores e hijos de trabajadores a poder incluirse como un factor de ascenso social.
De esta manera, también la paritaria salarial universitaria, al igual que el resto de la sociedad, está congelada desde diciembre. Los salarios perdieron aproximadamente un 50% de su poder adquisitivo porque se puede congelar un salario por no aumentarlo o por disminuir lo que puede comprar vía aumentos de precios. De estas dos formas estamos perdiendo en la distribución, y eso se suma a toda la infraestructura pública que deja de estar al servicio público y los niveles de desocupación creciente.
Asi, la posibilidad de los trabajadores para acceder a una vida digna está cada vez más lejos. Eso está ocurriendo con los docentes con un agravante que es que en el espacio docente hay también una mirada donde se prioriza su rol profesional a su rol laboral, entonces tendemos a vernos como profesionales liberales más que como trabajadores de la educación.
En relación a las medidas anunciadas para el 22 y el 23 de abril ¿qué estrategias surgen desde el sindicato para apelar esta visión?
En lo particular, creo que más que estrategia hoy lo que hay es una táctica de las organizaciones gremiales. La estrategia tiene que ser necesariamente más amplia que las organizaciones gremiales del espacio de la educación superior porque es una lucha de proyectos de país, y la estrategia tiene que ver con articular a toda la sociedad para dar una pelea de conjunto.
Para nosotros este momento tiene que ver con tres cuestiones. Por un lado, la construcción de un frente nacional, donde la universidad aparezca, no como un problema laboral o de financiamiento, sino como elemento vertebrador de la política y del proyecto político de un país porque implica educación, ciencia y tecnología. Para eso se armó el frente intergremial donde convergen los gremios no docente, la FUA, las federaciones docentes.
Por otro lado, tiene que ver con construir un sistema de alianzas en los territorios donde cada universidad actúa. No estamos defendiendo simplemente la posibilidad de estudiar, lo que cobran o no los investigadores o la plata para los proyectos; estamos defendiendo parte de un proyecto político, y por tanto es un problema de toda la comunidad.
Y por último, en una mirada más hacia adentro, que tiene que ver con que la comunidad universitaria, y fundamentalmente los docentes, tomen conciencia que lo que está en juego es la continuidad de la universidad, pero continuidad que no va a estar garantizada porque le vamos a torcer el brazo o le vamos a ganar en la calle. Acá lo que hay que construir como comunidad universitaria y como país es un proyecto alternativo donde la universidad pública ocupe un lugar, y esto no es un problema que se resuelva gremialmente.