El Gobierno no deja lugar a dudas sobre el horizonte de sus políticas: el sacrificio de todos en virtud de unos pocos. Ajuste fiscal, endeudamiento público y concesiones a la inversión extranjera.
De cara a la próxima reunión de la Reserva Federal de EE.UU. (FED), pautada para el 13 de junio, se prevé la continuidad de la tasa de interés vigente en 5,50%, la mayor en 23 años, como mecanismo para reducir la inflación al 2%.
De esta manera, el organismo apuesta a la centralización monetaria como estrategia para el fortalecimiento del dólar en su contienda frente al resto de las monedas del mundo, sin importar las consecuencias que conlleva para la industria estadounidense el encarecimiento de las exportaciones y el abaratamiento de las importaciones.
Por tanto, si las tasas de la FED se mantienen altas, los inversores de todo el mundo orientarán sus recursos al dólar en detrimento de otros activos. En nuestro país, este escenario inclina la cancha en favor de sectores financieros foráneos para la explotación de los recursos estratégicos que concentra el territorio.
El pasamanos de deuda
En este marco, el Gobierno busca allanar el terreno para incentivar el tránsito de capitales en dólares. En esa dirección, apunta hacia la dolarización como política para eliminar las restricciones cambiarias y controlar la inflación a través del freno de la emisión monetaria.
Bajo este objetivo, el primer paso lo constituye el traspaso de la deuda del Banco Central al Tesoro para impedir al primero la emisión para el pago de intereses de sus pasivos remunerados. Para ello, Luis Caputo, ministro de Economía, se enfocó en reducir la tasa de interés del 133% al 40% para promover el desarme de la deuda de 14,2 billones de pesos en Letras de Liquidez del Banco Central (Leliq) en manos de entidades financieras, por las que les correspondia una retribución de intereses de más de $6,4 billones anuales.
En primera instancia, el BCRA dejó de licitar Leliq y recurrió a los Pases Pasivos como instrumento de regulación monetaria. La migración de un instrumento a otro se dio a partir de que los pases son a un día de plazo, en lugar de los 28 días de las letras. De esta forma, para el pasado 13 de marzo se cancelaron los últimos $3.000 millones de Leliq que había en el balance del BCRA. Aun así, a pesar de reducir la carga de intereses, el stock de Pases superaba los $31,7 billones, lo que implicaba una emisión monetaria de más de $2 billones.
A través del Decreto 459/2024, publicado el 24 de mayo, el Gobierno avanzó hacia el siguiente paso de su plan económico: la rotación de Pases a Letras del Tesoro. La medida estableció la emisión de letras con vencimiento a 2024 por $35 billones adicionales.
A su vez, el decreto autoriza a emitir Instrumentos de Deuda Pública hasta alcanzar un importe máximo de 30 billones para afrontar las emisiones por renovación de vencimientos.
Maravilloso DNU se arroga hoy el régimen de Caputo y Milei publicando en el Boletín Oficial esta norma escrita el viernes (ya estaba durante el acto de Córdoba). Van empapelar el país con cantidades sin precedentes de bonos de corto plazo cuyos efectos son peores que la misma… pic.twitter.com/Nr0RdS3EAS
— Carlos Maslatón (@CarlosMaslaton) May 27, 2024
Una vez dispuesta la normativa, el Gobierno colocó en licitación $3,52 billones de letras capitalizables (Lecap) a una tasa mínima de 4,2%, por encima del 3,3% que ofrece la autoridad monetaria para los pases. La mayor parte de la demanda corrió por parte de los bancos y las administradoras de fondos comunes de inversión (FCI).
Pablo Quirno, secretario de Finanzas, recordó que la colocación forma parte de la estrategia de “saneamiento de la hoja de balance del BCRA y reducción de sus pasivos remunerados” que caerían en un monto cercano a los $20 billones.
“Es relevante aclarar que la deuda no desaparece, sino que cambia de manos del BCRA al Tesoro. En otras palabras, el Tesoro queda más comprometido en mantener la disciplina fiscal para poder pagar o mantener vigente el roll over de los vencimientos. Hasta el momento, estimamos que la deuda del Tesoro en pesos alcanza el 44,7% del PBI, de los cuales 17,9 puntos estarían en manos del sector privado”, indicaron desde la consultora Portfolio Personal Inversiones (PPI).
No hay plata, para algunos
Pero al BCRA aún le queda un cabo suelto: la activación de los puts. Los puts son seguros de liquidez que ofrecen los bonos del Tesoro a las entidades financieras para salirse de la deuda y recuperar el efectivo a valor del cierre del día anterior. En el mes de abril, fue la causa de la emisión por un equivalente de 1.800 millones de dólares. De esta forma, los puts constituyen otra herramienta de los bancos y fondos para condicionar la política monetaria del Gobierno.
En agosto pasado, tras los resultados de las PASO, en donde el oficialismo salió como tercera fuerza, los bancos activaron los puts, generando una emisión del BCRA por $400.000 millones, una presión que desembocó en la devaluación del 22% ejecutada por la gestión de Sergio Massa, que llevó al tipo de cambio de $287 a $350.
A fines de abril, la Comisión Nacional de Valores (CNV) inició una investigación contra el Grupo Galicia por realizar maniobras para inflar artificialmente el precio de sus bonos de deuda pública, operación denominada como wash trade.
La CNV busca determinar si el Grupo Galicia, el principal prestamista local del Estado, usó sus sociedades controladas (Banco Galicia, Galicia Securities e Inviu) para comprar y vender entre ellas bonos TDE25, un bono dual ligado a valor dólar y a la inflación, logrando que suba su cotización para cobrar los puts al dia siguiente. Con este movimiento, el Galicia se hizo de una ganancia extraordinaria de $23.070 millones. Por maniobras de este tipo, el BCRA solicitó informes a varios bancos, entre ellos el Supervielle y BBVA.
Según la Consultora Econviews, en el primer trimestre del año el total de entidades financieras acumuló ganancias por $2,42 billones, el mejor primer trimestre desde 2010.
Sin embargo, la reducción de las tasas tuvo sus efectos colaterales sobre otros actores del empresariado nacional, ya que los tenedores de pesos desisten del plazo fijo para recurrir al dólar financiero o ilegal, avivando la ampliación de la brecha cambiaria. Es el caso de los agroexportadores, que retienen cosechas y divisas en busca de una nueva devaluación. “Tengan paciencia muchachos”, les pidió Juan Pazo, secretario de Planeamiento y Gestión para el Desarrollo Productivo.
Pese al congelamiento de la emisión para la ejecución presupuestaria en jubilaciones, asistencia social, salud, educación, salarios estatales y obra pública, la base monetaria se expandió un 65% durante el año, alcanzando casi 16 billones de pesos. Y es que, como vemos, la emisión aún se sostiene para la remuneración de pasivos monetarios de las entidades financieras y la compra de dólares para acumular reservas.
La consolidación de este ajuste podrá sellarse con la Ley Bases y el paquete fiscal, que logró el dictamen que habilita su tratamiento en el recinto del Senado, apuntando la fecha del 12 de junio para aprobar ambos proyectos y devolverlos a la Cámara de Diputados.
El desarrollo de este plan refleja una contienda de poder que garantiza los beneficios para los sectores financieros sobre las espaldas de las familias trabajadoras que sufren el ajuste de los recursos “ahorrados” por el estado que, a partir del pase de la deuda al Tesoro, termina constituyéndose como el medio de pago de la deuda que contraen las sucesivas gestiones de gobierno.
Así, el presidente nos deja claro que la recomposición de los bolsillos de la población trabajadora no es un problema de su agenda. “Va a llegar un momento que se va a morir de hambre, con lo cual, digamos, o sea, va a decidir de alguna manera para no morirse. Entonces no necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque, a la postre, alguien lo va a resolver”, explicó Milei, la semana pasada en la Universidad de Stanford.