A principios de agosto, el país africano rompió las relaciones diplomáticas con el europeo por su participación en una emboscada contra sus fuerzas.
El viernes 30 de agosto, el embajador de Mali en las Naciones Unidas, Oumar Daou, denunció que parte de las armas enviadas a la guerra en Ucrania se están desviando para abastecer a los grupos terroristas presentes en Mali y el resto del Sahel.
“El gobierno de Mali desea expresar su alarma ante el suministro de armas a Ucrania, porque está claramente establecido que una buena parte de las armas […] terminan alimentando el terrorismo y la criminalidad en el Sahel“, declaró Daou durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
El 29 de julio, Andriy Yusov, representante de la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania, confirmó la participación de su país en una emboscada realizada junto con los grupos terroristas contra las fuerzas malienses y del grupo Wagner a las afueras de Tinzawatène, localidad al norte de Mali próxima a la frontera con Argelia.
Tras esto, Mali rompió relaciones diplomáticas con Ucrania. La decisión fue acompañada y replicada por el gobierno de Níger, integrante junto con Mali y Burkina Faso de la llamada Confederación de Estados del Sahel (AES).
La guerra contra el terrorismo en el Sahel
La región del Sahel está marcada por ataques de células terroristas de organizaciones como JNIM -que integra a Al Qaeda- y el Estado Islámico.
A partir de la aparición de gobiernos panafricanistas y anticoloniales en Mali, Níger y Burkina Faso, y la conformación de la AES, los tres Estados han aunado fuerzas para combatir y reducir la presencia de estas organizaciones.
Asimismo, el territorio cuenta con la presencia del grupo Wagner, un grupo militar privado ruso que tiene participación en el conflicto desde el año 2022.