El INDEC reveló que en el segundo semestre del 2024 la pobreza e indigencia se redujeron. Otros datos contrastan las cifras mostrando que desde la década del 70’ se ha consolidado la pobreza estructural.
Según los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) aplicada en 31 aglomerados urbanos, la pobreza llegó al 38,1% de la población (estimando aproximadamente 17,5 millones de personas en todo el país), y al 28,6 % de los hogares. Respecto a la indigencia, alcanzó al 8,2% de la población (3,7 millones de personas).
En su evolución, según señaló Indec, con respecto al primer semestre de 2024, la pobreza registró un descenso en hogares y en las personas, de 13.9 y 14.8%, respectivamente. En lo que refiere a indigencia, también hubo una disminución de 7,2% en hogares y de 9,9% en las personas.
Por otro lado, el Observatorio Social de la Deuda, organismo vinculado a la Universidad Católica, difundió un informe titulado “¿Mejoría real o ficción estadística?”.
Allí, detalla que, si bien los datos difundidos por Indec reflejan una mejoría en los índices de pobreza e indigencia, “si se comparan los 3°T, los niveles de pobreza e indigencia son similares”.

El documento destaca un contexto macroeconómico estable “sin embargo, empeoraron la calidad del empleo y la situación de los salarios reales y las jubilaciones”.
Además, agrega que la “estadística tampoco refleja fielmente la reducción de la capacidad de consumo de los hogares”. Por lo que señala como una “efectiva solución” a las “deudas sociales estructurales” el “fomento de la inversión y del empleo en la pequeña y mediana empresa”.
Por su parte, Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, criticó el dato y denunció que el “Gobierno se aferra de manera desesperada a este indicador pero el deterioro social se agrava. No hay menos pobres, están disimulados. Hoy la pobreza supera el 73% en la Argentina”.
La referencia de Aguiar se sostuvo sobre los datos del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), que había estimado el dato de pobreza en el 73,3% de la sociedad argentina.

Mientras la agenda política se vanagloria de los datos de pobreza por sus aumentos o descensos nominales, de unos cuantos puntos hacia arriba o hacia abajo, lo concreto es que en Argentina desde la década de 1970 en adelante se ha venido consolidando una verdadera “fábrica de pobres”.
Así lo indica Julián Zicarí, investigador del CONICET, al mirar el crecimiento estructural que las relaciones económicas atadas al sistema financiero y primario-exportador que han dejado como saldo un país con consolidados índices de pobreza estructural.
El investigador sostiene que la “fábrica” está articulada a las crisis económicas. “Es que las crisis económicas son, por sobre todas las cosas, grandes mecanismos de transferencia de ingresos, donde algunos sectores pierden riqueza y otros se apropian. Así cada crisis dejó un mayor número de excluidos pero niveles de concentración económica mayores: pobres cada vez más pobres, pero ricos cada vez más ricos, construyendo entonces una sociedad más desigual a lo largo del tiempo”.