A fines de marzo, el ministro de Economía, Luis Caputo, pidió permiso al Fondo para revelar el monto del crédito pedido: $20.000 millones de dólares.
En el marco de un evento de la industria aseguradora, el ministro explicó que “dado que se ha dicho que el FMI exigía devaluación, algunos hablaban de 30%, otros de 7%, que el acuerdo iba a ser de US$3000 millones, otros de US$5000 millones, dijimos que por lo menos estaría bueno decir el monto que nosotros hemos acordado”.
Sin embargo, aclaró que “es en definitiva el board quien decide si se aprueba o no”.
A su vez, dijo que hay negociaciones abiertas con el Banco Mundial, con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), para un “paquete adicional de libre disponibilidad”, con el fin de reforzar las reservas del Banco Central. “Ese es el objetivo del nuevo acuerdo. Cuando uno ve las reservas brutas y le suma lo que viene, van a subir a US$50.000 millones”, añadió.
El BCRA acumuló durante los últimos doce días hábiles un resultado desfavorable de 1.768 millones de dólares y la cotización del “blue” alcanzó los mayores niveles desde agosto pasado.
Por su parte, el presidente Javier Milei, dijo en declaraciones a Radio El Observador que “hablar del tipo de cambio es irrelevante porque voy a tener tantos dólares que respaldan la base monetaria, que me podrían sacar toda la base monetaria al tipo de cambio oficial y me sobrarían US$24.000 millones”.
Las declaraciones del Gobierno se dieron el mismo día en el que se dio a conocer un informe de la banca de inversión global Morgan Stanley donde advirtió que “la incertidumbre sobre los detalles del próximo programa del FMI ha estado afectando los mercados de cambios en los últimos días”.

Apoyo empresario
Tras las declaraciones del ministro, los representantes del G6 brindaron su apoyo al curso de las negociaciones. Entre ellos, Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, juzgó que un acuerdo con el FMI “significa solucionar problemas a un costo más bajo que el que podría ofrecer otro acreedor y traería soluciones al problema heredado de falta de dólares”.
“La deuda no es mala palabra” dijo por su parte Natalio Grinman, de la Cámara de Comercio. “Ciertamente, esto no implica justificar cualquier tipo de endeudamiento; es fundamental distinguir su destino”, aclaró.