El viernes pasado se realizó la presentación del libro “Argentina sangra por las barrancas del río Paraná”, de la mano de su autor Luciano Orellano.
En el marco de este evento desde Tribuna conversamos con el autor, donde destacó algunos aspectos centrales de la disputa sobre la administración de los recursos de uno de los mayores sistemas navegables del mundo.
¿Quiénes son los actores que están disputando la Hidrovía y que modelo proponen?
La Argentina ha perdido la soberanía por el método de enclaves coloniales, no existe en ninguna parte del mundo un puerto con estas características. Nuestra historia se marcó por las disputas y guerras que definieron el escenario, el puerto no es un kiosco o almacén, sino que es el ingreso y salida de todas las mercancías que se producen.
La lucha en la historia Argentina siempre fue libre cambio o proteccionismo, en materia portuaria después de los 90 perdimos todo el patrimonio, cuando se remataron los servicios públicos y los recursos estratégicos.
Los puertos deben ser públicos, no puede existir el puerto privado porque sería meter un estado dentro de otro estado, por eso en Argentina se da este fenómeno de enclave colonial, porque son puertos privados, son zonas francas. Por ejemplo, tenemos a Cofco (empresa china), que concentra el 23% de las exportaciones. Estos gigantes tienen hasta la aduana en su poder.
La Argentina ha perdido así su soberanía comercial, no controlamos ni administramos con quien comercializar en el mundo, esto es resuelto por las grandes empresas como ADM, Cargill , etc. Si no se controla el comercio, tampoco se puede controlar el flujo de la moneda por ende pierde el control de la soberanía monetaria.
¿Cuál es el modelo soberano que deberíamos impulsar para superar esta situación?
Si tenemos el capital financiero y la banca nosotros podemos usarlo para el desarrollo y no para la timba o la especulación como los grandes capitales, que evaden impuestos a través de los paraísos fiscales y offshore.
Las empresas que nombramos y que concentran el 72% de las exportaciones que salen por el puerto (Cargill, ADM, Cofco), actúan a su vez como actores de presión en los territorios, tienen pool de siembra y hasta son prestadores de servicios, lo que les da la posibilidad de generar un control general de la cadena productiva, modificando y notificando números que no son reales.
Estas empresas gigantes utilizan herramientas como las auto-declaraciones juradas que les sirven para saquear a todos los argentinos aún presentando a la Aduana o Afip sus ventas. Manipulan los números, que en su mayoría muestran pérdidas, o ganancias mínimas, consiguiendo eludir el 35% de impuesto a las ganancias, entre otras cosas. Esto lo debemos considerar ya que los datos que tenemos como “oficiales” son los que las empresas nos dan.
Frente a ello, ¿Cuáles crees que son las tareas a las que se enfrentan las organizaciones libres del pueblo?
Dentro de nuestro sistema debemos fortalecer la soberanía desde el pueblo, porque estas empresas hoy están definiendo y planificando toda la producción argentina, pero no podemos hablar de soberanía, sin hablar de la administración y desconociendo las riquezas que existen.
Particularmente creo que debemos empezar por descolonizar nuestras cabezas, descolonizar los partidos políticos y reestructurar al Estado.
Debemos caminar hacia una Argentina de industrialización, donde lo que se produzca con el trabajo argentino sea para fomentar la planificación y la industria. Tenemos que hacer la revolución cultural, si no tenemos la conciencia de que el puerto es algo que nos pertenece, no se puede luchar por algo que nos parece ajeno.