“Hay algunos sectores del Gobierno que son firmemente partidarios de seguir el proceso de privatización neoliberal y otros que estamos pujando para que tome otro camino”.
Esta semana, se llevó a cabo la charla “Modelo productivo, vías navegables y desarrollo nacional”, organizada por el Foro en defensa del río Paraná y el Manifiesto Argentino.
En ese marco, Tribuna pudo dialogar con Pedro Peretti, productor agropecuario y exdirector de la Federación Agraria Argentina (FAA), quien disertó en nuestra ciudad junto a Luciano Orellano, autor del libro “Argentina sanbra por las barrancas del río Paraná” y Pablo Pailolle, director del distrito 6 de la FAA.
¿Cuál es la situación actual del proceso de licitación del control del río Paraná?
Hubo un traspaso a la Administración General de Puertos, que está administrando por un año el control y cobrando el peaje del río Paraná, el cual está pasando una situación compleja desde el punto de vista hidrológico, por un pico muy bajo de agua, debe ser uno de los más bajos desde hace 50 o 60 años. Eso ha traído muchas imposibilidades logísticas, varios de los grandes puertos privados que están ahí a la vera han denunciado que estamos al borde de un colapso logístico, entonces muchas de las cargas que iban por ahí, ahora se están desviando al puerto de Bahía Blanca, que es un puerto de aguas profundas con salida directa al Atlántico. Pero la administración del corredor navegable que se llama Hidrovía, pero que es el río Paraná está en manos de la administración general de puertos y ella está contratando las empresas que hacen el dragado y el balizamiento.
¿Cuáles son las empresas que se están contratando?
Esa pregunta es muy importante porque hacer el dragado y el balizamiento de un río es una actividad que los argentinos podemos hacer muy bien, la hemos hecho históricamente, y nuestros astilleros pueden fabricar las dragas y las barcazas para el dragado y para el balizamiento sin ningún tipo de problemas, tanto el Astillero del río Santiago como Tandanor, que son estatales. ¿Qué es lo que pasa? No hay un supermercado de dragas, todo eso tiene un proceso logístico, lógico, que demora tiempo, y hay que tomar la decisión política. ¿En qué situación estamos? Construir una draga demora entre un año y medio y dos años, por lo que habría que tomar la decisión política ya, pero esa decisión política no la ha tomado el gobierno, y hay algunos sectores del Gobierno que son firmemente partidarios por seguir el proceso de privatización neoliberal y otros que estamos pujando para que tome otro camino.
¿Qué posición debería tomar el gobierno con respecto al pago de la deuda externa?
Creo que hay que investigarla, el primer contrato electoral que hizo Alberto con la sociedad es investigar la deuda externa. Ya se le hizo un pago al Fondo Monetario pero es un error. Yo hubiera encarado la negociación desde otro punto de vista, con mayor dureza, con una investigación y una denuncia a los tribunales sobre los fugadores de divisas.
Es una deuda criminal desde el punto de vista social, político, económico, que no se la puede pagar en esas condiciones. Además, como bien dice la proclama de las Madres, nosotros no debemos nada, no vimos una moneda, se la fugaron toda y creo que habría que investigar a los que la fugaron y cobrar a los que se la fugaron una sobretasa.
¿Cómo se revierte esta situación?
Hay que cambiar el modelo productivo, pero cambiar el modelo productivo no es hacer un zoom o apretar un botón, es un proceso que requiere décadas. Así como se instaló un sistema de monocultivo de soja inducido con concentración de tierras y rentas, y no fue de un dia para el otro, sino que se fue instalando durante dos décadas hasta que se instaló definitivamente, para volver atrás pasa lo mismo porque los procesos productivos tienen un lado ideológico, que es la toma de decisión.
Una política pública es todo lo que el Estado hace y todo lo que no hace. Si yo te pongo a competir a vos, como pusieron en la década de los 90 a pequeños productores a competir con grandes productores sin ningún filtro, sin ningún instrumento, sin ninguna regulación, sin nada, por supuesto que las consecuencias serían las que tenemos hoy: desaparecieron desde los 90 para acá, 250 mil productores de acuerdo a su escala, los últimos diez años desaparecieron 50 mil. Entonces el Estado tiene que regular, controlar, tomar decisiones políticas claras y contundentes. Sino estamos en problemas porque el capitalismo siempre absorbe a los chicos, concentrando, porque es su lógica. El mercado no distribuye porque si, distribuye si el Estado le pone un límite. Sin una presencia del Estado no hay más agricultura familiar en Argentina.