Al tiempo que se profundizan los enfrentamientos militares en territorio ucraniano, se intensifican las medidas y sanciones económicas como mecanismos de guerra por otros medios.
En este sentido, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció la prohibición de las importaciones de petróleo, gas y energía de Rusia, aunque admitiendo posibles implicancias de la medida en el contexto inflacionario de EE.UU. “Defender la libertad va a costar. También nos va a costar a nosotros, en los Estados Unidos”, dijo Biden.
Por otro lado, múltiples empresas anunciaron la suspensión de sus actividades en territorio ruso. La cadena McDonald’s anunció el cierre de sus 847 restaurantes, mientras la empresa gastronómica Starbucks anunció la suspensión de sus 130 locales. Esta reacción en cadena sumó a otras reconocidas firmas como Coca Cola, Pepsi, Netflix, Unilever, Microsoft, entre muchas otras.
A modo de respuesta, el gobierno ruso emitió una lista de todos los países que considera hostiles que incluye a todos los países de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y Canadá, entre otros. La medida habilita a particulares y empresas a reembolsar sus deudas en rublos -que perdió un 45% de su valor desde enero- a los países implicados.
Finalmente, la agencia Moody´s ha degradado la calificación de la deuda rusa a largo plazo en moneda local y extranjera, al tiempo que la calificadora de riesgo Fitch rebajó la calificación soberana de Rusia seis escalones más en el territorio de “bonos basura”. Por otro lado, la calificadora MSCI rebajó la nota de Rusia de “mercado emergente” a “mercado aislado”. Dichas medidas buscan socavar el estatus de inversión ruso, profundizando el aislamiento del país.