La semana pasada se llevó a cabo en Bruselas, la capital belga, la cumbre de la OTAN, un encuentro del Grupo de los Siete (G7) y una reunión de la Unión Europea (UE), a la que también fue invitado Joe Biden, presidente de EEUU.
El motivo de los encuentros giró principalmente en torno al conflicto en Ucrania. En la primer cumbre, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que el uso de armas químicas “cambiaría fundamentalmente la naturaleza del conflicto, sería una violación flagrante de la ley internacional, y tendría consecuencias extensas y severas”. En este sentido, definió equipar a sus tropas de equipos de protección contra las armas bacteriológicas, nucleares y químicas.
Ese mismo día publicaron una declaración donde condenan “la invasión rusa de Ucrania en los términos más enérgicos posibles”. Además, pidieron “al presidente Putin que detenga inmediatamente esta guerra y retire las fuerzas militares de Ucrania”.
La OTAN ya ha desplegado tropas en varios países limítrofes del oriente europeo y planifica hacer lo mismo en Bulgaria, Rumanía, Hungría y Eslovaquia. En el marco de la alianza, EE.UU. ya envió alrededor de 2.000 millones de dólares a Ucrania para sortear los costos del enfrentamiento. La cumbre se extendió durante los días 25 y 26 de marzo.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una alianza militar intergubernamental integrada por 30 países entre los que se encuentran EEUU, Canadá, Francia, Alemania, España, Reino Unido, entre otros.
Además, veintiún Estados no miembros colaboran con la alianza dentro del programa llamado “Asociación para la Paz”, entre los cuales se encuentra Rusia. El presidente norteamericano, Joe Biden, pidió en la cumbre su inmediata expulsión aunque, al parecer, no prosperó.
Por otro lado, el G7 conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, que contó además con la representación de la Unión Europea, emitió un comunicado luego de la cumbre donde se comprometieron a trabajar juntos para “recortar la capacidad de Rusia de financiar la guerra de Putin”.
El G7 es una alianza político-económica que representa alrededor del 58% de la riqueza neta mundial (317 billones de dólares) y más del 46% del PIB mundial.
Rusia ya fue expulsada la década pasada del grupo, conocido entonces como G8, después de su avance en la península ucraniana de Crimea en 2014.
Por último, el Consejo Europeo, máximo órgano de representación política de la Unión Europea, adoptó “conclusiones sobre la agresión militar de Rusia a Ucrania”, relacionadas a la seguridad de los civiles, sanciones económicas, la energía e instalaciones nucleares, entre otros temas. Cabe destacar que Ucrania se reintegró en el Consejo hace apenas unos días.