Los estudiantes se enfrentan a una compleja situación y exigen por becas y mejoras en la educación.
El sistema educativo en Argentina se caracteriza frente al resto del mundo, salvo contadas excepciones, por su gratuidad ya que no exige el pago de una cuota para acceder. Aun así, los estudiantes deben contemplar gastos corrientes que dificultan su acceso al sistema educativo y, en muchos casos, imposibilita la continuidad de sus estudios.
Condiciones de cursado en el país
En un informe publicado por Argentinos por la Educación, se afirma que “a nivel nacional, de cada 100 estudiantes que comienzan su escolaridad en primer grado, solo 53 llegan al último año de la secundaria en el tiempo esperado”.
El Ministerio de Educación indica que hay alrededor de 85.000 estudiantes en Argentina que cada año llegan hasta el último año del secundario pero no se reciben.
Por otro lado, en las universidades y el nivel superior se muestran récords de inscripciones de nuevos alumnos, aunque dicho crecimiento está marcado por una creciente desigualdad económica.
ver:Récord de aspirantes a ingresar este año
Según otro informe de Argentinos por la Educación solo el 30% de los estudiantes del decil más bajo de ingresos accede a la universidad, mientras que, en los deciles más altos ese porcentaje se incrementa al 55%, mostrando una clara brecha condicionada por la cantidad de recursos económicos con los que cuenta cada familia.
Además el escenario es desalentador para los estudiantes que en su mayoría (79%) tiene entre 19 y 29 años y buscan entrar al mercado laboral. Las cifras presentadas en el boletín estadístico sociolaboral del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPP) muestran que “casi 8 de cada 10 trabajadores jóvenes tienen inserciones laborales precarias”.
Ver: Condiciones de vida en Argentina
Para los miles de estudiantes que se trasladan a las grandes ciudades, provenientes de localidades donde no existe oferta universitaria, el costo del transporte, el alimento y el alquiler adquieren una relevancia central.
Reclamos y actividades
Luego de los dos años de pandemia, la vuelta a la presencialidad dejó a la vista las grandes dificultades económicas problemas de los estudiantes para costear sus estudios los que atraviesa la educación. Esta situación llevó a que los propios estudiantes realizarán relevamientos sobre cuánto cuesta vivir y estudiar.
En Villa María, un grupo de estudiantes de la UNVM realizaron en el mes de marzo una pegatina en el campus universitario exponiendo los costos a los que se enfrentan para continuar sus estudios.
En un relevamiento, contabilizaron los costos que refieren a los valores básicos de la vida estudiantil: la alimentación en el comedor universitario, alcanza los $2400; la conexión a internet ($2.000); el transporte ($1.200); el alquiler ($20.000), y servicios ($2.000) refiriéndose a agua, luz y gas; y un estimado de gasto en fotocopias $2.000 por mes, lo cual totalizó $29.600. Estos costos no contemplan otros gastos como otras comidas diarias, vestimenta, actividades de esparcimiento, entre otros.
A su vez, contrastaron con la beca PROGRESAR, el programa del Gobierno Nacional que actualmente ofrece 6.700 pesos mensuales mostrando su insuficiencia. Ante este panorama los estudiantes concluyeron que “no nos dan las cuentas”..
Ver:Estudiantes universitarios reclamaron por el transporte
En Río Cuarto, el medio local Puntal afirmó que estudiar en la ciudad cuesta entre 50 y 60 mil pesos mensuales, contemplando alquileres, comida y transporte. A su vez, destacaron que el alquiler representa gran porcentaje del gasto y que aumentó en sólo un año un 50% aproximadamente. En sintonía, un relevamiento que realizaron desde el centro de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo-Neuquén), brindó los mismos resultados para la provincia.
Estas condiciones, teniendo en cuenta que el 80% de la población asalariada ni siquiera logra cubrir la Canasta Básica Total, imposibilita a la mayoría de las familias del país contemplar gastos que refieran a la educación en universidades de sus hijos.
ver: El 80% de los asalariados cobra menos de 65.000 pesos
En este marco, en varias ciudades los estudiantes reclamaron por el acceso al transporte, que se encarece a medida que empeora su servicio.
En Río Cuarto, Villa María, La Plata y Entre Ríos se registraron reclamos por un mejor servicio a través de movilizaciones y actividades. Además demandan un servicio acorde al aumento de estudiantes,y la implementación efectiva del BEG que, desde la vuelta a la presencialidad, una gran cantidad de estudiantes fueron rechazados.
En Villa María, el servicio se redujo fuertemente posterior a la pandemia, pasando de 6 líneas a 4, sumado al recorte de los recorridos. Además, hace dos semanas la empresa EMTUPSE (Trans-bus), encargada del transporte urbano, aumentó un 100% la tarifa, pasando de $30 a $60, una de las más altas del país.
Esta reducción del servicio provoca que los estudiantes lleguen tarde a clases y tengan que viajar en pésimas condiciones. Agostina, estudiante de sociología, comentó a Tribuna que: “mi medio de transporte es el colectivo únicamente, siempre tengo que estar pendiente a los cambios de horario y saber que a veces podes esperar 5 o 40 minutos”. Y agregó que “casi siempre está lleno y tienes que esperar otro, o sino amontonarse entre toda la gente que viaja parada en el pasillo”.
Respecto al reclamo del transporte, en Río Cuarto, la Federación Universitaria realizó una masiva movilización y una juntada de firmas que logró la adhesión de más de 3.000 personas.
En sintonía, la Federación Universitaria de La Plata convocó a una movilización el mes pasado para exigir la implementación del boleto universitario y el aumento de la beca estudiantil que ofrece la Secretaría de Bienestar.
Por otra parte, los estudiantes de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), también elevaron sus reclamos a la Secretaría de Transporte. Acompañados por gran parte de la comunidad universitaria, pidieron la implementación del descuento en el pasaje estudiantil y la mejora de los recorridos con más horarios en el servicio de corta y larga distancia.
Lo mismo para la Universidad Autónoma de Entre Ríos, quienes alegaron que la bimodalidad está mal organizada, el comedor universitario no está funcionando y las becas son insuficientes tanto en el monto que otorgan y en el cupo limitado.
“En este país aumenta TODO!, menos el presupuesto para garantizar una educación de calidad”, agregaron desde la agrupación universitaria “Indignadxs”.
A las condiciones antes mencionadas, también se suma la problemática edilicia. En Villa María, estudiantes del secundario del PROA, el reclamo por edificios propios se expresó en cortes de ruta, marchas y comunicados de quienes conforman la comunidad.
ver: Estudiantes de la escuela PROA se manifestaron
En la ciudad de Buenos Aires, los estudiantes del secundario del Centro Polivalente de Arte, decidieron cortar la calle en reclamo de las malas condiciones edilicias que presenta el establecimiento, a su vez reclaman la falta de agua en los baños y la limpieza.
En América Latina
Los estudiantes en otras partes del continente también se organizan por motivos similares.
En Chile, la Confederación de Estudiantes (Confech) se movilizó bajo el reclamo de aumento en la beca de alimentación conocida como “Junaeb”, que en los últimos 10 años no ha variado de los 32 mil pesos chilenos (que representan aproximadamente 4500 pesos argentinos), otorgados mensualmente.
Por otra parte, en Panamá, los estudiantes se movilizaron por el elevado costo de los alimentos, el combustible y los medicamentos. Cabe resaltar que la movilización estuvo acompañada por sindicatos y organizaciones sociales.
En la misma línea, en Ecuador, la Federación de Estudiantes Secundarios, decidió llevar a cabo una marcha en defensa de la educación, en apoyo al magisterio y por presupuesto para la enseñanza superior.
Esta situación en la que están sumergidos los jóvenes estudiantes se agrava con el paso de los años. Para revertirla será necesario poner en movimiento a toda la comunidad educativa hacia un escenario de lucha por no perder lo conquistado.