En esta edición dialogamos con Belen Ramos, estudiante de medicina de la Universidad de Chile, quién participa de los centros de estudiantes desde el año 2020. Actualmente es parte de la mesa coordinadora del Consejo de Salud de la facultad.
¿Cómo podrías describir el panorama de la educación en Chile?
En relación al sistema educativo el panorama actual es que la gratuidad no es para todos los estudiantes, es solo para un porcentaje de la población. El resto debe loguearse para estudiar y de hecho luego te quedas con una deuda gigante con el CAE (Crédito con Garantía Estatal).
¿Podrías contar como es el mecanismo de endeudamiento?
Acá en Chile uno cuando va a entrar a la educación superior completa un formulario para acceder a los beneficios de educación y según el tramo en que te encuentres puedes acceder a ciertos beneficios.
Por ejemplo, si me atrasara en mis años formales pierdo esa gratuidad y tengo que postular nuevamente para acceder a un fondo solidario en el caso de las universidades públicas y en el caso de las universidades privadas a un crédito con el CAE donde se le pide dinero a un banco privado.
En mi caso estudio con gratuidad por ser parte del 40% más vulnerable de la población. Se discrimina haciendo esto por ingresos a través de una cartola dónde uno declara cuales son los integrantes por familia, los recursos que tiene y de ahí se discrimina estos porcentajes de la población.
¿Hay movimiento de los estudiantes frente a esta situación de la educación?
Hay “harto” movimiento respecto a eso y quedan varias luchar por incorporar. Nosotros como universitarios tenemos por ejemplo una ayuda de alimentación que es mensual y es un monto de 37.000 pesos que no ha subido desde 2016.
Se comienza con una llamada a través de CONFECH para que se incremente esa beca que es la Beca de Alimentación para la Educación Superior (BAES).
Es muy poco la verdad y no alcanza para cubrir los costos, más teniendo en cuenta la inflación, porque un almuerzo son 4000 mil pesos, osea que llegas apenas a cubrir 9 almuerzos.
Otra cuestión es que en mi caso, que soy de región, no soy de Santiago, hay una carencia para recibir alojamiento y eso limita completamente la posibilidad de estudiar. Finalmente si alguien no tiene recursos no puede hacerlo.
Durante la pandemia además tuvimos que empezar a trabajar, porque si no generamos nuestros recursos no podíamos continuar estudiando.
¿En este momento que están haciendo desde FECH?
Actualmente está en un proceso de refundación. Estamos en el proceso de elección de congresales para armar estatutos, en el caso de medicina nos corresponden tres congresales.
¿Qué evaluación realizas de las luchas de octubre?
En ese contexto había mucha agitación en el país. Ver en la tele a los políticos que decían frases que nos resultaban molestas y empezó a despertar que la situación no daba para más. Tuvo su punto más álgido el 18 de octubre, se sentía en el aire lo que iba a suceder. Después vino el tema de la represión contra todos los compañeros que se organizaban.
Por ejemplo como estudiantes de la salud nos fuimos organizando, juntando medicamentos y conformando brigadas de la salud que fueron distribuyendo a distintos mapas para aportar desde allí a la lucha.
¿Y de ahí fueron al proceso de cambio de constitución?
Claro, porque la que se implantó desde dictadura no permitía que se hagan cambios estructurales entonces esa era la reivindicación que estábamos dando.
¿La pandemia en ese contexto aplacó la movilización?
Si se comienza a aplacar las protestas que estaban sucediendo. Además fue acrecentando la represión. Recuerdo que en enero el agua que tiraban los “guanacos” que eran esos carros hidrantes era cada vez más tóxica y nociva.
Utilizaban tácticas de inserción en los civiles para desarticular desde adentro y luego se quedaban los carabineros esperando desde una combi a que se les diera la orden de reprimir.
¿Luego vino el cambio presidencial y los últimos resultados por el rechazo?
Allí comenzó la campaña de Boric versus Katz y resurgieron muchas esperanzas de que se pudieran hacer las cosas distintas. Los medios fueron ensuciando el proceso constituyente a través de noticias, y luego cuando ya está redactado el borrador se ejecuta una campaña muy “sucia” de fake news que fortaleció la posición de rechazo.
Entonces ese resultado que prometía muchas transformaciones quedó en nada bajo el último rechazo. Ocurre que existió una salida institucional desde el llamado “acuerdo por la paz”.
¿Cuál es tu mirada sobre la relación estudiantil a nivel latinoamericano?
Es muy importante organizarse a nivel latinoamericano, generar redes y poder intercambiar sobre nuestros desafíos como estudiantes.
Hay muchas luchas que son comunes porque como clase trabajadora no tenemos límites fronterizos. Luchamos por las mismas causas dentro de nuestros países y es necesario construir nuevas territorialidades.