Los mandatarios de América Latina y Europa se reunieron en la capital belga para discutir nuevos acuerdos entre los miembros de las dos organizaciones.
Bruselas fue el escenario de la tercera cumbre entre la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE). Durante el 17 y el 18 de julio, los jefes de Estado de 60 naciones (27 de la U.E. y 33 de la CELAC) discutieron cuestiones comerciales, la transición ambiental y tecnológica, y el posicionamiento en conjunto en el plano internacional.
El documento final firmado por los participantes de la cumbre consta de 41 puntos en los cuales destaca la inclusión, por primera vez, de la soberanía argentina sobre Malvinas, un nuevo pedido para el cese del embargo de EE.UU. a Cuba, el llamado al diálogo en Venezuela y una escueta mención de solidaridad con Ucrania.
A pesar de los acuerdos, se mostró la divergencia de posturas en torno a la situación en Ucrania. Mientras Europa presionó para incorporar un claro rechazo a las acciones de Rusia, los miembros de la CELAC reafirmaron la posición neutral y pacífica de la región ante el conflicto. Por su desacuerdo con la mención del conflicto, Nicaragua decidió no firmar la declaración final.
Además, se trataron temas como el modelo de producción y exportación de materias primas -donde mandatarios como Luis Arce enfatizaron en la crítica al modelo extractivista y la posibilidad de revertirlo-, el problema de la deuda, la migración, el cambio climático, la posibilidad del Nuevo Pacto Financiero Global y, en este marco, canjear deuda por acciones climáticas -a propuesta del presidente colombiano Gustavo Petro.
En este sentido, en el documento final se enfatiza en la necesidad de construir “sistema multilateral justo, inclusivo y eficaz que asigne recursos adecuados al desarrollo sostenible”, apuntando a “construir sociedades más equitativas, prósperas y justas”.