Argentina sellará un nuevo acuerdo con el FMI sin que se conozca el monto. Los sectores económicos luchan por el futuro de dólares para producción o la timba financiera. La devaluación se hace inminente.
El miércoles 19 el Congreso aprobó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU 179/25) que que ya había sido publicado el 11 de marzo por el presidente Javier Milei y todo el Gabinete y le permite al Gobierno negociar un nuevo préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La votación se concretó por 129 votos a favor, 108 en contra y 6 abstenciones.
Cheque en blanco
La expresión hace referencia a una operación comercial donde una de las partes se compromete en un futuro a pagar un monto que aún desconoce. Eso es lo que ocurrió con el nuevo acuerdo votado por los partidos políticos el miércoles pasado.
El monto del desembolso que será girado como parte del préstamo “Stand By” aún no ha sido informado, aunque según diversas fuentes periodísticas, consultoras, economistas, entre otras, rondaría entre los 20 a 25 mil millones de dólares, casi la mitad de lo otorgado a Macri en 2018.
El DNU señala que el préstamo busca “revertir la situación de las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina a través de la cancelación de las Letras Intransferibles del Tesoro Nacional y cancelar las operaciones de crédito público celebradas en el marco del Programa de Facilidades Extendidas del 2022 cuyos vencimientos operen dentro de los cuatros (4) años de la suscripción del acuerdo a celebrarse.”
Además, indica que “la operación incluirá el pago de los intereses y cargos en los plazos y tasas preestablecidos por el organismo de crédito para este tipo de acuerdos y el reembolso del capital del préstamo en un plazo de hasta DIEZ (10) años con un período de gracia de CUATRO (4) años y SEIS (6) meses”.
Letras Intransferibles: mecanismo de endeudamiento
De manera oficial el Gobierno ha declarado que este acuerdo no implica un aumento de la deuda bruta y, en cambio, supone un incremento de las reservas del Banco Central mediante la cancelación de las Letras Intransferibles por las cuales el Tesoro se ha financiado desde su lanzamiento en 2006 (deuda intra Estado) y que son utilizadas para la postergación de deudas pasadas.
Respecto al funcionamiento de las letras, el periodista Ismael Bermudez explica que estas “son ‘papeles’ que se emitieron y se emiten a 5 o 10 años renovables en forma indefinida, a cambio de dólares que cede el Banco Central de sus reservas al Tesoro Nacional para el pago de vencimientos de deuda. Y se amplían por una porción de los intereses que van venciendo.”
“Al 28 de febrero, las Letras Intransferibles adeudadas por el Tesoro Nacional al Banco Central sumaron US$ 69.345 millones, con vencimientos anuales que se alargan hasta 2034. Este año vencen unos US$ 11.000 millones que podrían cancelarse con el préstamo del FMI”, amplia Bermudez.
El argumento del gobierno de que no aumentará la deuda bruta es una falacia ya que, objetivamente, implica un incremento de los montos que ya se debían al FMI y, además, supondrá un cambio de esquema por el cual se pasará de un acreedor interno (Tesoro) a uno externo (FMI).
Según reportó el FMI el estado de las cuentas con la Argentina al 28 de febrero es de 41.400 millones de dólares y hasta agosto de 2034 debe pagar por intereses 13.000 millones de dólares. El Estado se ubica como el principal deudor del FMI, con un 28,3% del stock deuda del organismo, seguido por Ucrania con el 10,1%, Egipto con el 7,4% y Ecuador con el 6%.
Las implicancias de deuda intra-estatal a deuda externa supondrán un programa de monitoreo permanente, como en 2018 cuando el propio FMI instaló sus oficinas en el BCRA. Además, tal como explicó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, ante los congresales el martes 18, el costo de financiarse crecerá, pasando de un actual 1% anual de interés frente a un 5,63% con el acuerdo.
Freno a la rueda
Desde un comienzo se dieron algunas condiciones que le han permitido al gobierno mantener las reservas y soportar la “presión devaluatoria”. En primer lugar, a dos días de asumir, Caputo ejecutó una devaluación del 100% llevando el dólar oficial de 400 a 800 pesos y pulverizando inmediatamente los salarios. Con la devaluación en marcha, el sector agroexportador ingresó los dólares de la cosecha gruesa alcanzandoun pico de 30.096 millones de dólares en las reservas internacionales para mayo de 2024.

Un segundo reflote lo aportó el “blanqueo de capitales” que posibilitó a los privados ingresar divisas extranjeras al mercado formal a un bajo costo impositivo. Pero, así cómo fueron entrando, fueron saliendo, porque esos dólares fueron usados para pago de deuda destinando 12.748 millones de dólares en el periodo enero 2024 a enero 2025 entre organismo de crédito y acreedores.
Este dólar ha desincentivado a los agroexportadores a continuar liquidando las cosechas, ya que sólo pueden liquidar el 80% de sus dólares en el mercado oficial y el 20% en el mercado financiero.
En ese marco, según el informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) “entre enero de 2024 y febrero de 2025, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) dejó de percibir aproximadamente US$17.682 millones debido al esquema de ‘dólar blend’”, sumado a que se registran ocho meses consecutivos de déficit en la balanza de cuenta corriente debido a que son más los dólares que salen (por importación o por turismo) de los que ingresan.
También según reporta Infobae, al viernes pasado, el Central realizó seis intervenciones diarias consecutivas en el mercado de dólares financieros por un total de 1.204 millones “la serie vendedora más abultada desde octubre de 2019”.
En ese sentido, el informe del IPYPP, destaca que el “BCRA ha gastado más de US$ 2.272 millones desde julio de 2024 para evitar saltos en los dólares financieros” reflejando que el modelo de valorización financiera está encontrando frenos que ponen en tensión su continuidad.

Sostener la bicicleta
La necesidad y urgencia del ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, es obtener dólares para sostener la bicicleta favoreciendo el actual esquema financiero de negocios para los fondos comunes de inversión (FCI) y acreedores privados.
Como hemos mencionado en otras oportunidades, la bicicleta consistió en una sobrevaloración del peso frente al dólar en un esquema cambiario con “cepo” con la promesa de reducir la inflación. Mientras el tipo de cambio se ha devaluado de manera constante, al 1% mensual, las tasas de interés en pesos han flotado desde el 32 al 29% anual.
En esa línea, la operatoria ha sido cambiar dólares por instrumentos financieros atados a la evolución del peso, como por ejemplo las letras Lecap (Letras Capitalizables del Tesoro), Lelites (Letras intransferibles solo para FCI), o los bonos BONCER, BONCAP.
Cabe recordar que está ha sido la estrategia financiera impulsada desde 2021 por el entonces ministro de Economía, Martín Guzman junto a la Comisión Nacional de Valores (CNV), quienes, en el marco del programa “Creadores de Mercado”, permitieron a los FCI la suscripción de este tipo de documentos y a los bancos a suscribir como encajes bonos del Tesoro.