Semana tras semana vemos como aumenta en intensidad y contundencia la movilización de amplios sectores del trabajo en todo el país, dotando de una importante experiencia a la organización del pueblo en su conjunto. Estos, además, aceleran de forma extraordinaria el proceso de conformación de alianzas sociales de la clase trabajadora junto a los sectores populares en lucha.
En dicho escenario, los sectores de poder intentan contener la movilización con propuestas electorales o reformas legislativas buscando aislar ideológica y territorialmente estas iniciativas como si nada tuvieran que ver unas con otras, o adjudicándolas a un sector político en particular.
Acusan al movimiento de jugar para la “derecha”, de sobrepasar las alianzas políticas y conspirar contra los planes de gobierno tendientes a mejorar la situación. Como venimos insistiendo, el fomento de esta disciplina obsecuente tiene por único objetivo la dispersión de la fuerza popular y soberana, condición que garantiza la concentración y acumulación de riquezas a costa de la pobreza de millones.
Este accionar de las clases dominantes es lo que hace aparentar a las luchas como inconexas, fragmentadas o meramente sectoriales, sin ver que ellas tienen en común un programa de unidad que excede las frágiles y estériles alianzas partidarias/electorales en la actual coyuntura. Allí es donde se forma y va tejiendo una unidad imperceptible ante las lecturas superficiales y oportunistas de la política tradicional.
Ubicar en este plano las iniciativas de protesta y movilización nos plantea la situación de otra manera. Las alianzas políticas necesariamente deben surgir de las organizaciones libres del pueblo con marcos de acción común que tienda a unir los elementos transformadores de la sociedad.
En ese marco, la tarea fundamental del movimiento es generar una fuerza común que combata en todos los territorios contra la clase dominante y sus aliados locales. Para ello es de vital importancia alejarse de las tendencias oportunistas que relativizan la importancia de estos hechos y alejan a la clase trabajadora de sus alianzas sociales mediante falsas contradicciones político-ideológicas.
En el campo principal las fuerzas intentan encuadrar electoralmente todas las iniciativas, apareciendo como las principales el partido gobernante del Frente de Todos y la oposición de Cambiemos, aunque otras tendencias como la izquierda (con todo su aparato partidario-ideológico), como así también el ultraliberalismo (del cual podríamos mencionar a su máximo exponente en la actualidad, Javier Milei), vienen colonizando la conciencia de amplias capas de la población.
Por ello, nuestro camino es la emergencia de la lucha en cada territorio, en cada lugar de trabajo y organización. Solo así podrá forjarse desde abajo la solución a nuestras propias necesidades.