El mundo atraviesa una escalada de los conflictos militares y económicos que pone en jaque la vida misma en el planeta. Las crecientes amenazas, a causas de armas en algunos casos o por hambrunas en otros, tuercen la situación a condiciones de vida límite.
Por caso, miles de trabajadores y estudiantes de Irán fueron protagonistas de protestas ante la creciente inflación de los precios que afectan el consumo de los alimentos básicos (arroz, pan, aceite y alquileres). La respuesta ante la movilización fue la represión directa.
De manera muy próxima, en Argentina vemos cómo nos afecta el crecimiento mes a mes del precio de los alimentos, los alquileres, la vestimenta y educación, por mencionar algunos. Según los últimos datos que dió a conocer Indec, una familia necesitó $95.260 para no ser pobre mientras que el salario mínimo, recientemente adelantado, apenas alcanzará los $47.000 pesos.
Ante una inflación generalizada en todo el mundo, aludida a sus múltiples causalidades, la respuesta de las clases dominantes ha sido la de incrementar las tasas de interés, es decir el precio del dinero.
Estos mecanismos sólo terminan por sentenciar que lo único válido en esta guerra es controlar las palancas fundamentales de los procesos de valorización: guerra en los territorios, el precio del dinero y la explotación del trabajo.
El nuevo Estado global avanza imponiendo las condiciones de existencia al conjunto de fracciones sociales y sentencia a las fuerzas del trabajo a las miserias diarias. Con cada manifestación “inclusiva” pero a condiciones de prolongar la precariedad.
Desplegando dichos mecanismos va “reinventándose” bajo programas políticos teñidos en ideales progresistas que imparten nuevos derechos individuales escondiendo su intención de integrar los territorios productivos a la producción capitalista.
La contracara de su ofensiva generalizó a tal punto las condiciones límites de existencia que posibilita cada vez más la unidad material de los de abajo y, al mismo tiempo, debilita los pactos formales cerrados por arriba, dejándolo en situación de fragilidad ante la lucha organizada.
Dichas condiciones contienen en su interior la dirección en las tareas organizativas poniéndonos ante la necesidad de luchar por una vida en otras condiciones.
Las condiciones límites de existencia posibilita cada vez más la unidad material de los de abajo