El contraste generado por el crecimiento económico postpandemia está cada vez más a la vista: al mismo tiempo que se destinan los recursos al sostenimiento de las ganancias privadas los sectores populares se ven cada vez más privados de condiciones mínimas de existencia.
Esta situación la ilustran los números los remarca el INDEC, reflejando la realidad de que cada vez se necesita más trabajo (precario e informal) para alcanzar el mínimo para vivir, resignando derechos que se vuelven lujos.
Por su parte, los tenedores de deuda pública y las firmas exportadoras sostienen su posición dominante en una lucha encarnizada por concentrar los recursos producidos en el país. Así, mientras que la crisis se agudiza para amplias capas de la población, las concesiones a los sectores concentrados de la economía son la prioridad.
Las últimas concesiones cambiarias a los sectores agroexportadores y tecnológicos son la muestra de estas prioridades convirtiendo al gobierno en un eslabón más para la imposición de los grupos de poder por sobre las clases populares.
De esta forma, la carrera por subsanar el déficit fiscal contiene y obstruye la salida para los trabajadores, evidenciando que la “paz social” en ese marco sólo sirve para garantizar los márgenes de ganancia de los fondos de inversión.
Mientras tanto la interna se escabulle dentro de las propias centrales obreras que proponen marcos de movilización para el 17 de octubre pero por separado.
Por abajo, los reclamos atomizados por mejoras salariales y mejores condiciones de trabajo no cesan, ni tampoco avizoran calma de cara a fin de año. Varios sindicatos anuncian la reapertura de paritarias ya que los acuerdos realizados meses antes se fulminan frente a la inflación.
En ese marco, la generación de iniciativas que retomen la acción en unidad de todo el campo popular es imprescindible para cambiar la situación. La exigencia de un presupuesto popular que destine los recursos del Estado hacia la resolución de las necesidades populares camina en esa dirección.
La soberanía del pueblo como principio rector de toda acción política debe sentar un nuevo piso para forjar el movimiento de liberación en la actualidad.